15 de Mayo, 2007


Mugidos en pastel de nata... ¡Buen provecho!

Siempre me he preguntado sobre el amor y sus múltiples facetas... Una de ellas, a mi modesto entender, supera a todas las demás en pureza, y se llama amistad... ¿Pero qué cojones es la amistad?, ¿qué coño hace que alguien sea amigo o no lo sea? Pues daré mi punto de vista sobre éste y otros temas relacionados, ya que me he "ponido" a escribir sobre ello, coño...

No creo en nada, y menos en el amor incondicional. Por ello opino que la amistad requiere de algunas cosas sin las cuales no puede darse, de algunos aspectos a cultivar para que dicha amistad no se termine marchitando... Lo básico, como el respeto y las ganas de compartir, creo que no merece la pena ni analizarlo, por lo menos no ahora... La afinidad también es fundamental, aunque es un tema muy subjetivo, y en ocasiones inconsciente -como cuando alguien no te gusta en absoluto sin saber exáctamente el por qué, y en algunas ocasiones más tarde terminas por descubrirlo-. En mi caso, para que yo considere a alguien como amigo dicha persona no tiene ni siquiera que gustarme -hilando fino, realmente no me gusta nadie, ni me gusto a mí mismo, porque soy un perfeccionista, y todos "hacemos aguas" por tantos sitios y en tantas situaciones...-. Opino que la cuestión de la afinidad se resume en que nos sintamos felices juntos y nos aportemos mutuamente, no hay más reglas, salvo quizás la implicita de que no me molesten demasiado tus defectos y tu soportes bien los míos... Por mi parte, confieso que tengo cariño, aprecio y afinidad con muchas personas, pero amigos es otro cantar -y a veces éstos no son precisamente los más afines a mí en el sentido más restrictivo del término, que no es el que acabo de aportar en las líneas anteriores-.

Para separar la amistad de otros tipos de amor, podemos compararlo con el amor familiar, muy bonito, muy comprometido, con una gran función social y emocional para la persona -en el mejor de los casos-, pero también menos puro, más interesado, con mayor contradicción emocional... Aquí incluyo a abuelos, padres, hijos, etc..., incluso aunque no exista sangre de por medio pero sí dicho vínculo -adopciones, personas que suplen o compensan en alguna medida dichos roles, etc...-. En estos casos existe un claro componente de necesidad, de intercambio interesado más o menos desigual, de compromiso social o personal -más o menos heredado de nacimiento, más o menos adquirido con el tiempo...-. Y tampoco este amor es incondicional, requiere trabajo, y por supuesto evoluciona con los años, a mejor, a peor, o simplemente a algo distinto e igualmente positivo o negativo... Dicho tipo de amor, si es tal, cumple una misión fundamental en mi opinión, pues como decía antes, sirve de apoyo y seguridad, y el componente afectivo suele ser enorme mientras perdura la relación, que puede ser toda una vida en algunos casos -como espero que sea el mío con mi familia más cercana..., de hecho estoy convencido de ello-.

Sin embargo y desde mi punto de vista, el amor que conlleva la amistad tiene un componente claro de desapego, de falta de necesidad, de libertad y nobleza -si lo queréis ver asín-. Y opino que una verdadera amistad, para serlo debe ser desinteresada, sin apego ni necesidad alguna, y más pura y transparente que el agua Bezolla -que rima con ciertas cosas que cuelgan y que no mencionaré en un blog con tanto estilo-. Con esta concepción, comprenderéis que tenga tan pocos tesoros de éstos, pues son muy difíciles de encontrar... Si que es cierto que precisamente por ello, ésta es una de las cosas que más aprecio en la vida, y me siento inmensamente afortunado por poder vivirla -muchísima gente no es merecedora de dicho regalo, no lo olvidemos, y difícilmente se encuentran plenos y felices en algún momento, ni nada que se le parezca-. Porque el mero disfrute de estar con un amigo en cualquier circunstancia -más o menos positiva- no tiene precio, y el enriquecimiento de compartir sin esperar nada a cambio y sin medir quién da más o menos, sintiendo siempre ambas partes que se está recibiendo más de lo que uno pone en la relación..., eso en mi opinión, es un tesoro inestimable, algo que cuidar y mimar al máximo... El placer -la plenitud, la felicidad- que produce una amistad es, en mi opinión, tan puro, ligero y a la vez tan profundo y sólido, que me sigue maravillando cada día... Ya sé, ya sé..., habrá quien piense que hago apología de la amistad..., pues que os zurzan..., la hago conscientemente y a conciencia, ¡hale!, ¡tanto machote y machota, colegote y colegota!

Además, tenemos el amor de pareja..., poderosísimo, arrollador, y que requiere de mucho más compromiso y también de un componente de necesidad, de complementariedad... No tiene por qué conllevar otros matices del amor en sí mismo -existen parejas que se aman como tales sin ser amigos, ni familia..., e incluso sin un gran compromiso-. Sin embargo, ésta es una faceta del amor que en mi afortunado caso se ha convertido en amor "esposil" -que es el que tengo con mi preciosa vaquinha, que no he tenido nunca antes con nadie, desde luego, y que me hace el tío más feliz del mundo, asín de clarinete-... Éste que tengo con mi pareja, es, en mi opinión, clarísimamente mucho más complejo que cualquier otro matiz del amor en sí mismo, pues en nuestro caso engloba el amor de la amistad y el amor familiar -nos hicimos amigos muy pronto, y más adelante los mejores amigos, y nos convertimos en familia también a velocidades de vértigo, casi desde el inicio de la relación de pareja-... Y si bien es cierto que nosotros tenemos lo que se podría pensar que es más parecido a un amor incondicional, de hecho no lo es en absoluto, aunque personalmente opino que las condiciones que nos mantienen unidos son tan ricas y diversas, las cuidamos tanto y nos resulta tan inmensamente fácil evolucionar con ellas, que veo muy muy muy difícil que dejásemos de realizar tantas de ellas y tan importantes como para que no nos mereciese la pena seguir caminando, trotando, bailando, pastando y mugiendo juntos.

Dicho esto, quiero dejar constancia de lo afortunado que me siento por mi familia cercana, por mis escasísimas amistades -ellos lo saben- y por mi único amor de pareja que lo es todo para mí, porque comprendo que es lo máximo a lo que se puede llegar con una persona, la máxima compenetración, la mayor unión, el máximo placer..., en fin, la felicidad..., y esto día tras día, y cada vez más y mejor...

Gracias..., y gracias amor mío...