26 de Marzo, 2006


Realidad... ¿virtual?

Sobre el tan mencionado cambio desde el individuo con repercusiones en la propia persona y en la globalidad -y por tanto en las estructuras-, creo que muchos estamos bastante de acuerdo. También estamos muy de acuerdo sobre la actuación en todos los frentes con el fin de dar empujoncitos a los esquemas caducos para que terminen de caerse y para ir construyendo, primero a nivel mental y luego a niveles energéticos más densos, muy diversas alternativas o modos de convivencia o de coexistencia basados en nuevos paradigmas más sostenibles, respetuosos, equilibrados, pacíficos, libres, o simplemente más acordes a los tiempos actuales y futuros, con visiones cada día más claras de los errores a corregir y de lo conseguido a disfrutar y conservar..., en un marco de cambio constante y de posibilidades potencialmente ilimitadas...

También considero que muchos vamos juntos en cuanto a dar ejemplo individualmente, ese contagio positivo entre nosotros y hacia los personas de todas las edades dentro del sistema, cómo no, cual virus cabroncetes o cual pequeños hobbits en Mordor, aparentemente insignificantes y solos en nuestro empeño, pero sólo aparentemente...

Sobre el tema de las formas, es cierto que en ocasiones éstas pueden recordar más a new age, a religiones, a corrientes filosóficas, a sindicatos, a partidos políticos, a poesía, a ensayo, a humor -que no falte-, etc... A mí, realmente, las formas me la bufan, como he dicho en otras ocasiones... En el fondo podemos estar de “acuerno” utilizando muy diversos estilos... Sin embargo, con unas formas parecidas, podemos estar defendiendo posturas totalmente opuestas... Perfecto... Y por eso, el que a uno le gusten más unas maneras de expresarse u otras o le resulten más útiles unas u otras es un tema que me parece menor, aunque en plan de coña con maldad, nos podemos reír mucho unos con otros, y sobretodo de nosotros mismos...

En cuanto a visiones de la realidad o del ser humano, pueden ser de lo más variadas, dependiendo de infinidad de circunstancias... Una interpretación de la realidad más centrada en lo social o en el “sistema” por así decirlo, como la que presentaba la genial película Matrix entre muchos otros contenidos, y que ha sido analizada de muy diversas maneras por distintos pensadores a lo largo de la historia, se centra en liberarnos de los tremendos lastres o “programaciones” que nos mete el sistema-mundo en nuestras cabecitas, las cuales nos englutimos con resignación e inconsciencia... poniéndolas en práctica cada día, sin planteárnoslas ni lo más mínimo, hasta que en ocasiones algunos notamos que algo no va bien, que algo no funciona, aunque no sepamos bien el qué -pero no estamos a gusto y algo se nos remueve internamente...-, comenzando ahí el cambio -con ese “darse cuenta”-. Dicha interesante visión hace referencia a las diversas subrealidades virtuales o “mundos” en los que estamos inmersos, al borreguismo, al sistema en el que nos movemos con mayor o menor intensidad... Los que más atrapados se encuentran, en mi opinión, son precisamente los pro-sistema y los anti-sistema, que deben el 100% de sus actos casi exclusivamente a lo que éste les dicta en una u otra dirección, aunque ciertamente no dejan de jugar su necesario papel en el gran juego global de este insignificante planeta. También nos encontramos, cómo no, con los que se encuentran algo más fuera de esa realidad virtual del sistema, los que menos se la tragan, los menos aborregados o simplemente más libres de lastres..., que tratan de actuar en diversos frentes desde “dentro”, restando fuerzas al sistema..., construyendo y potenciando alternativas...

Pero adentrémonos ahora en otras visiones de la realidad...

Sobre el tema energía-materia o materia-energía ya escribí alguna cosa en los comentarios del post “Renovarse o morir”, al igual que hizo Benijno, más o menos por las mismas fechas, en los mugidos correspondientes a “El Látigo Despertador - Enlaces con setas”. Al respecto, la ciencia actual nos indica que las ondas se comportan como partículas y las partículas como ondas... Nunca antes una teoría científica -la mecánica cuántica- había causado tanto debate filosófico... Se ha calculado que en torno al 30 por 100 de la economía estadounidense depende de las aplicaciones de la mecánica cuántica de una manera u otra, y sin embargo, aunque la podamos emplear, no la comprendemos ni mucho menos, según afirman los propios científicos... y es precisamente cuando comenzamos a preguntarnos su significado cuando la teoría adquiere interés filosófico... Gracias a ella se ha disuelto el concepto de materia y de radiación, de partícula y onda, que pasan a tener la misma naturaleza..., ya no podemos separarlas, pues son lo mismo... En definitiva, mientras que con la física clásica existía dicha escisión energía/materia, en el siglo XX con ese virus cojonudo que supuso la física cuántica, se vieron destruidos conceptos tan valiosos hasta entonces como la partícula, la onda o la trayectoria, y nuestra comprensión del tejido de la realidad se resquebrajó... ¡Qué gustito...!, y sin embargo, ¡qué dolores de cabeza para algunos...!.

Así, volviendo a la realidad virtual que tan bien interpretaba Matrix en los diversos aspectos -sociales, individuales, filosóficos, antropológicos, sociológicos, económicos, psicológicos, existenciales, etc...-, y centrándonos en esta ocasión en la visión más mental del debate, parece evidente según la ciencia actual que nuestra mente es la que ve, escucha, gusta, toca, huele, y percibe de muy diversas maneras la llamada realidad, ayudada o a través de órganos o estructuras energéticas más o menos “densas”, pero secundarias al fin y al cabo, como lo es principalmente el cerebro, que posee una plasticidad extraordinaria, y que se reorganiza ante lesiones o pérdidas para suplirlas y seguir canalizando ciertas energías a través de otras áreas. Ya decía Hermes Trismegisto en el antiguo Egipto que: “El Todo es mente; el Universo es mental”. Y es que el observador-mente altera o interactúa con lo observado -también de la misma naturaleza energética, ya sea ésta mental, o de cualquier otra índole, más o menos cuantificable o conocida actualmente por nuestra ciencia-, por muy científico que sea dicho observador de la “supuesta” realidad...




Lo que no está claro o “aceptado” hoy en día es si el órgano que llamamos cerebro es un mero “canalizador” o transformador de otras energías, y es utilizado por la mente para actuar, al igual que ésta utilizaría el resto de órganos, adaptados para la supervivencia y para la experiencia sensorial más “densa” o “virtual”, podríamos decir..., o si por el contrario, el cerebro es un órgano que además de canalizar esa mente o esas energías, también les aporta una estructura de la que carecían para funcionar, con lo cual hablar de mente sin sistema cerebral sería como hablar de energía sin coherencia o función de ningún tipo... Sería como decir, para simplificar, que la estructura viene de las capas energéticas más sutiles para incorporarse o utilizar cual herramientas las más densas, o bien que la organización compleja aparece en las capas energéticas de menor vibración, y no se da por sí sola en las más sutiles... Yo me inclino por la primera hipótesis, por algunas de mis experiencias personales al respecto -que otro día comentaré someramente, por si pueden ser de interés a otros- y teniendo en cuenta la cantidad de inteligencia -o mente- que se da en las diversas formas de vida del planeta sin necesidad de cerebro -ciertos mohos son capaces de cruzar auténticos laberintos cual ratoncillos de laboratorio, por ejemplo-, a pesar de que la herramienta cerebral en el ámbito de las especies más evolucionadas resulta un logro y una sofisticación tremenda, aportando unas posibilidades increíbles a la mente u otras energías tanto para la supervivencia en dicho ámbito energético de menor vibración, como para la experimentación y el conocimiento... Qué duda cabe de que constituye una herramienta potente y flexible que se puede ir “despertando” o habilitando gradualmente para ampliar la visión o el grado de eso que llamamos inteligencia, siendo un complejo vehículo que da mucho juego, pareciendo estar “situado”, cómo no, en diferentes “capas” energéticas, las cuales relaciona y transforma con asombrosa precisión. Evidentemente, en lo relativo a la mente o el cerebro hay infinidad de cabos sueltos, y se pueden tratar explicar de muy diversas maneras... -que no negar dichos monumentales vacíos por desconocimiento, por no saber interpretarlos todavía o por orgullo al estilo infantiloide cerradito y endiosado-. ¿Somos básicamente un conjunto de neuronas que se pasan señales hasta que dejamos de hacerlo?. No lo veo..., o más bien lo veo de un simplismo cómodo..., terminamos rápido... No necesito llenar vacíos inexplicados o entenderlo todo, pero veo en la curiosidad, en la apertura y en la flexibilidad virtudes enormemente positivas, las cuales deseo que nuestra humanidad conserve y potencie a través de las actuales y sobretodo de las futuras generaciones.

Por mi parte sigo pensando que la mente, sin embargo, es simplemente energía, y por tanto puede interactuar con otros tipos de energías o de “capas” energéticas que componen el ser humano y el universo... Pero no es para mí ni superior, ni inferior, ni más o menos “real” o “ilusoria”, sino de distinta índole, vibración, características o “sutileza” que otras tantas... Estaríamos hablando todo el tiempo de distintas propiedades o matices de la energía que compone las galaxias, el universo... En este caso podríamos llamar “virtuales”, para entendernos, a las capas de energía más “densas” o de menor vibración, y la coherencia, la causa, la “arquitecta” o “directora” de ellas, sería esa energía que llamamos mente, que se sirve de las anteriores para moverse en determinados ámbitos, o para “relacionarse”, manifestarse o llegar a determinados niveles energéticos o vibratorios -como se quiera expresar-.

En cuanto a las visiones de índole más “espiritual” -si se les quiere dar ese nombre-, sobre esa “realidad virtual” en la cual nos movemos, han sido apuntadas desde la antigüedad con estilos muy variados. En esencia, dichas visiones pueden ser perfectamente compatibles con la anterior interpretación más centrada en lo puramente mental, pudiendo ésta quedar incluida totalmente en aquellas, a modo de círculos concéntricos. Sin embargo, pienso que es extremadamente difícil explicar o expresar en palabras dichas percepciones de la realidad, y más bien el intentarlo sería una tarea más propia de un poeta -especie interesante de ser humano, a mi parecer-.

Yo he tenido experiencias más o menos intensas referentes a dichas visiones, sin haber leído previamente nada al respecto, y desde bien niño... Y la dificultad para analizarlas teóricamente, racionalmente o lógicamente -o simplemente mediante el lenguaje-, proviene del hecho de que dichas visiones suponen un salto, y contemplan otra energía, más sutil, poderosa o de mayor vibración, que se mueve a través de la mente o la utiliza como vehículo -al igual que otras energías son soporte para la mente-. Se le puede llamar de muy distintos nombres, y a lo largo de la historia y de las culturas así lo hemos hecho... A mi entender el nombre más adecuado podría ser “el Todo” -al modo de los antiguos egipcios, como antes comenté-, ya que “interpenetraría” o abarcaría toda la energía, utilizándola, “jugando”, experimentando o manifestándose a través de ella, por ser causa u origen de la misma en realidad... Dicha energía sería el Ser, y las demás el "estar" o los diversos estados de dicha energía... De esta visión se desprende que compartimos esta esencia con todo lo existente, independientemente de nuestra estructura, de nuestras capas, de nuestro grado de evolución... Y asimismo de ella se puede derivar que el Ser es lo real, y el “estar” lo virtual -que no menos importante o necesario-. Simplificando, el Ser juega en infinitas realidades virtuales, o conduce infinitos vehículos más o menos evolucionados -coches, triciclos, últimos modelos de naves espaciales, etc...- en el llamado Uni-verso, que puede entenderse como “giro del Uno”. Y ese juego o experimentación infinita es fundamental..., es el “estar”...

A mi entender este tipo de percepciones de la realidad en las que te “asomas” un pelín hacia "dentro del interior", saliéndote por momentos del Matrix infinito en el que “estamos”... para simplemente Ser..., evidentemente son imposibles de compartir a no ser con personas que ya las hayan vivido. Como decía, más o menos, el bueno de Morfeo en “Matrix”: no se puede explicar, hay que experimentarlo...

Independientemente de nuestras visiones de la realidad, más o menos compartidas, lo cierto es que construimos juntos en este planeta -en muchas ocasiones más bien parece que destruimos juntos-, y nuestro futuro como especie va a depender de lo que construyamos... Pienso que realmente tenemos la capacidad como individuos y como humanidad pobladora de este bellísimo mundo, de relacionarnos en armonía con nuestro interior y con nuestro entorno, que vienen a ser lo mismo bien mirados, aunque muchas veces estén en lucha, en búsqueda constante de un mayor equilibrio... Pienso que lo encontraremos pronto..., para poder seguir buscándolo por mucho tiempo...

Abrazos electrónicos virtuales y vacunos a todos...