¡Feliz convivencia! - El Gorro Rojo II
![]() Aunque, como sabemos, hay muchos otros “eventos” que también se prestan a la misma crítica -en particular bodas, bautizos, comuniones, santos, cumples, festividades y tradiciones varias, y muchas otras “alegrías” a las que cada uno se ve obligado en ocasiones según culturas, creencias, edades, sexos, etc...-, en mi opinión, estas fechas son precisamente un lujo para observar con claridad la hipocresía y el consumismo desatados, porque en ellas solemos dejar de pensar y de actuar por nosotros mismos más de lo habitual... y podemos dar un descanso merecido a nuestras cansadas neuronas -todo el año dale que te pego-, porque sabemos perfectamente de antemano, cual reses o robots bien programados, lo que estamos obligados a hacer y a decir, que es lo bueno de los “because yes”..., y eso nos suele encantar -salvo a los “raritos”que no tragamos, y que a veces estamos un poco hasta los mismísimos ovarios de explicar cada año o en cada ocasión los por qués... y es que es muy difícil de entender eso de ver rechazado algún Matrix particular en el que estás metido, con lo sabroso que está el filetito...-. Venga, añadiré unos ejemplos típicos del “por cojones”, de los casi infinitos que debe haber: “te tienes que casar por la iglesia y de blanco”, “tienes que tener coche”, “tienes que tener hijos”, “tienes que llevarte bien con tu familia”, “se te tiene que caer la baba con los bebés, y hacerles cucamonas”, “tienes que salir los fines de semana”, etc... ¿Se os ocurren más?, podría salir una lista enorme... Y si eres tan osado como para salirte de éstas tus obligaciones, las explicaciones que debes dar son también infinitas - habría que repetirlas toda la vida, porque claro, es imposible entender que alguien no quiera hacer lo que es “bueno” y “justo”-. Por lo que a mí me toca, tengo que reconocer -con cierta alegría- que cada vez me justifico menos en todo, porque me cansa, y además, porque como al parecer soy “rarito” de narices, pues ya me ha “tocado” hacerlo bastante... -si ya me quedaría agotado sólo con tener que justificar en cada ocasión que salgo a comer, el hecho de que no tomo carne ni pescado, a la gente que le parece “anormal”... como para tener que “mediodisculparme” por todas mis demás “extrañezas”-. Vamos, que estoy muy de acuerdo con lo expuesto por mi Nipona en el mencionado post, y al igual que Benijno, creo que la clave está en ser fiel a uno mismo, y en el respeto mutuo -no en la típica y simple tolerancia del “superior” al “bicho raro” que nos incomoda y al que hay que llevar, por su bien y de una u otra manera, al buen huerto común donde todos somos igual de “normales” o igual de borregos-. A mí, si se me trata de obligar o de chantajear en alguna ocasión, y me doy cuenta -que esa es otra-, me niego en redondo -y en las demás figuras geométricas- como bien saben quienes me conocen, incluso aunque el tema en cuestión sea muy de mi agrado -en cuyo caso el manipulador se hubiese podido ahorrar sus estrategias-. Ahora bien, del famoso tema de “ser fiel a uno mismo” se podrían escribir muchos post, y aunque tengo la tentación de comentar algo más al respecto, prefiero no hacer esta colaboración más insopormesa -insoportable en lenguaje nipón-. Sólo dejo aquí dos cuestiones: ¿es positivo y posible ser fiel a uno mismo siempre y en todo momento o situación, a toda costa, incluso en los temas que te parecen menos importantes o eres más neutro y propenso a ceder?, ¿sería una utopía convivir sin cierto tipo de convenciones o acuerdos en los que renunciamos en parte a una fidelidad total y absoluta por “nosotros mismos”?... y sobretodo... ¿qué significa ese “nosotros mismos”?, ¿no nos conforman en parte esas convenciones o tradiciones que cada cual ha ido adquiriendo de sus familiares y amigos?. ![]() ![]() Por lo que para mí, el tema de las reuniones familiares en navidad o en otras ocasiones, con cierta familia a la que quiero mucho y a la que veo habitualmente, no supone ser infiel a mí mismo, sino otro motivo más para vernos y compartir cosas, que es el fondo o lo importante para mí, trascendiendo rituales y parafernalias que a muchos de ellos les sirven y a mi no me hacen ninguna falta -aunque en otras ocasiones es a esos mismos familiares a los que les apetece interesarse y compartir temas que son más importantes para mí que para ellos, por lo que me parece una relación generosa y querida por ambas partes-. Y así, en esas reuniones yo trato de respetar sus costumbres peculiares, ellos tratan de respetar mi vegetarianismo cocinando especialmente para mí -por seguir con ese ejemplo-, otros respetan la salud de todos saliéndose a fumar a la terraza o haciéndolo donde no molestan, otros la forma de hablar con palabrotas de algunos, otros ciertas actuaciones que ven innecesarias aunque a los que las llevan a cabo les hace ilusión seguir realizándolas, y un largo etc... , porque eso para mí es convivir, y aunque no es algo fácil y requiere estar atento en muchas ocasiones, opino que merece la pena si de verdad es convivencia, y a mí me llena mucho -sorprendentemente, como sabemos, esto se puede conseguir, mejor o peor, pero sin tener que suicidarnos o matarnos unos a otros, jajaja-. Y hablando en serio, pienso que es muy necesario que se nos faciliten herramientas desde bien pequeñajos para aprender a convivir más y mejor, porque luego llegamos a la supuesta madurez y no tenemos ni idea -me incluyo como el que más-. También, evidentemente, se dan otros casos en los que prácticamente todo es puro teatro familiar y obligado por ser navidad -o lo que sea que se celebre-, y en esas maravillosas ocasiones brillo por mi ausencia -porque me parece una falta de respeto-, y sólo se me ve el pelo cuando me apetece ver a alguien en concreto, utilizando el cómico evento como otro día cualquiera para encontrarnos. Así que yo separaría muy bien estos dos casos, porque en el primero, que sea navidad me la suda -vulgarmente hablando-, y en el segundo, me repatea el compromiso hipócrita y paso de él por la vía rápida. En este sentido creo que siempre he sido poco manipulable por mi familia, y he podido hacer lo que me ha dado la gana, o traducido a la lengua de Mordor, he podido ser bastante fiel a mi mismidad misma consustancial a Malijno en cada momento, esa que a muchos les parece bastante rara de cojones, aunque al fin y al cabo me vean “feliz como una lombriz en día de lluvia” - frase made in Nipona-. Por último, comentar que en mi opinión sería un error generalizar para todos los casos y a toda costa la crítica expuesta por Nipona en el post citado, del cual he escrito una especie de segunda parte a lo Malijno. Yo por mi parte estoy en desacuerdo -al igual que Nipona, si he entendido lo que trataba de decir- con tantas y tantas cosas que son “obligadas” o “inducidas” por el sistema para la masa borrega, a la que pensar le fatiga, por así decirlo, ya que prefiere la seguridad y comodidad de las prisiones de oro, esas que comentaba Benijno. Pero esa misma crítica, llevada totalmente al extremo, me parecería muy negativa -si es que fuera posible llevarla a la práctica-, porque negaría la convivencia, y es que, en mi opinión, yo sólo podría ser fiel a mí mismo al cien por cien -sin “traicionar” nunca ninguna de las numerosísimas partes que me componen como ser complejo que soy-, en el caso de que estuviera yo solito en el mundo -o mejor aún, sin mundo... flotando en el espacio- y por tanto sin influencias de ningún tipo, es decir, creado de la nada y dejado caer al aburrimiento más absoluto en mi universo vacío, sin circunstancias externas... De esa manera, seguro que no sería ese “yo mismo” que creo conocer un poco..., y esa persona ni se me parecería, porque no habría podido desarrollar gran parte de lo que ahora es gracias al mecanismo maravilloso, complicado y necesario de la convivencia, ese “tira y afloja”, ese “toma y daca”, ese “pim pam pum” -y demás frases hechas- que me permite aprender y evolucionar, y que me parece una de las más importantes asignaturas pendientes que tenemos en este planeta, precisamente por la falta de respeto a uno mismo y a los demás, como hemos comentado en tantas ocasiones, ¿verdad Nipona?. Así que en vez de feliz navidad, nos deseo a tod@s una feliz convivencia. Ojalá... [Escrito el 18/12/2005 a las tantas de la madrugada] |
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